miércoles, 22 de junio de 2016



Las fobias infantiles


Las fobias se caracterizan por ser miedos irracionales, extremos e incontrolables que se desencadenan ante un estímulo determinado. Una persona que sufre de una fobia, ante el contacto real o incluso la anticipación de encontrarse con aquello que le produce el temor, experimenta síntomas físicos tales como palpitaciones, temblores, náuseas, etc. Los niños más pequeños viven al objeto o a la circunstancia temidos como auténticas amenazas y peligros. Aún así, si bien los adultos y los adolescentes logran darse cuenta de que su temor es infundado, no por ello logran controlarlo.


¿Fobia o temor normal?


Todos los niños experimentan algunos miedos muy comunes a lo largo de las diferentes etapas de su infancia. Así, es normal que los bebés teman a los ruidos muy fuertes, que los niños de tres años no quieran dormir con la luz apagada, que los niños de cuatro años tengan miedo a los monstruos y a partir de los ocho años teman a la muerte. La edad del niño indica si es un miedo normal, y estos temores tienden a desaparecer conforme el niño madura. Es bueno respetarles estos miedos a los chicos, calmarlos, hablar con ellos y darles una dimensión real.


Hay que tener en cuenta que la mayoría de las fobias tiene su origen en la infancia, entre los seis y los doce años. Sin embargo, muchas veces los niños que las padecen terminan sobreponiéndose a sus temores, así que no siempre la aparición de algún síntoma parecido al de una fobia es sinónimo de que el niño la vaya a padecer aún de adulto.


Por ello, las fobias infantiles son algo para preocuparse únicamente cuando interfieren en la vida cotidiana de los chicos. Los niños que padecen fobias tienden a evitar todo aquello que podría desencadenar sus temores: por ejemplo, un niño de ocho años que no puede dormir con la luz apagada por su terror a la oscuridad, o una pequeña que se niega a ir a jugar al parque por temor a encontrarse un insecto.



¿Cuáles son las fobias más comunes en los niños?


Existen algunas fobias que son particularmente comunes entre los niños. Por ejemplo:

 La fobia específica: que es el miedo a determinado objeto o situación fácil de identificar. Por ejemplo, el miedo a las serpientes, a los insectos o a los payasos.


La agorafobia: el miedo a encontrarse en una situación donde sea difícil salir o recibir ayuda: es el caso del niño que se angustia en demasía al perder de vista a su madre en una tienda.


La fobia social: Se caracteriza porque la persona se angustia en situaciones donde se siente expuesta: hablando frente a la clase, por ejemplo, o caminando delante de otros niños para poder pasar al baño. 



¿Cómo ayudar a un niño que padece de una fobia?


Afortunadamente, existen tratamientos terapéuticos que ayudan a los pequeños a liberarse de sus fobias. En los chicos lo que más suele funcionar (siempre en manos de un profesional) es la exposición al estímulo temido, junto con la elaboración del mismo y las técnicas de continencia.

La exposición puede ser tanto a un estímulo real como a uno imaginario, pero con niños pequeños (de cinco a once años) funciona mejor si de un estímulo real se trata. Lo importante es que lentamente el niño se vaya desensibilizando y aprenda a superar sus temores. El rol de sus padres como acompañantes es fundamental para ayudarlo.


-Otra forma de tratamiento incluye el uso de medicamentos –de cualquier manera, la decisión final siempre debe contemplar el caso de cada paciente en particular, y dependerá tanto del profesional como de los padres del niño-.