miércoles, 6 de julio de 2016


10 fobias más comunes


Por más que a más de uno le resulten curiosas o sorprendentes, las fobias no son un trastorno extraño. De hecho, son muy comunes. Esto significa que una de cada veinte personas padece algún tipo de fobia. Las mujeres padecen fobias con más frecuencia que los varones.

Dentro de la clasificación en fobias específicas y fobias sociales, son mucho más comunes las primeras. De hecho, mucha gente padece una fobia específica pero ésta no le afecta en su vida cotidiana

Si bien es difícil determinar cuáles son las diez fobias más comunes ya que varían según el sexo y la edad, pero aquí una lista de las que se considera más frecuente en general:

Aracnofobia: Se trata del miedo a las arañas. Se calcula que la mitad de las mujeres y el 10% de los hombres padecen esta fobia en algún grado. Las reacciones de estas personas resultan exageradas para los demás, e incluso para los mismos afectados.




Sociofobia: Se trata de un persistente e intenso miedo a ser juzgado negativamente en situaciones sociales. Es una fobia de las más comunes entre adolescentes y jóvenes, se calcula que cerca de un 4% de las personas entre 18 y 55 años la padecen. A diferencia de lo que sucede en la mayoría de las fobias, esta fobia social es igualmente común en hombres y mujeres.



Aerofobia: Se trata del tan común miedo a viajar en avión (de hecho, se calcula que sólo el 5% de los pasajeros abordan el avión sin temores de ningún tipo). Sin embargo, las personas que padecen de esta fobia no experimentan sólo una ligera inquietud en el momento del aterrizaje y del despegue, sino que en ocasiones las fobias les impiden planear siquiera un viaje de este tipo, o les ocasionan trastornos de ansiedad ante la perspectiva de un futuro viaje, incluso meses antes de llevarlo a cabo.


Agorafobia: Se trata del miedo a los espacios abiertos, y es un trastorno más común entre las mujeres que entre los hombres. El agorafóbico teme todo aquel lugar donde no se sienta “seguro” o no pueda “recibir ayuda”. El que presenta este tipo de trastorno suele refugiarse en su hogar y rara vez sale, ya que en esas ocasiones experimenta una gran ansiedad. Es la fobia que motiva más a menudo consultas a especialistas.




Claustrofobia: Al contrario que la agorafobia, este trastorno implica el temor a quedar confinado a espacios cerrados. Se estima que entre un 2 y un 5% de la población padece esta fobia. Estas personas suelen evitar los ascensores, el metro, los túneles, las habitaciones pequeñas, hasta las puertas giratorias les pueden presentar dificultades, así como también el uso de equipos para técnicas de diagnóstico médico como el TAC.




Acrofobia: Se trata del miedo a las alturas, no simple vértigo sino un temor que ocasiona ansiedad a quienes lo padecen. La fobia suele manifestarse en situaciones tales como las de asomarse a un balcón, estar en un mirador elevado o junto a un precipicio. Al igual que sucede en otras fobias, aquellos individuos que la sufren buscarán evitar la situación temida.


Emetofobia: Se trata de la fobia al vómito o a vomitar. Hay personas que sienten más que una simple aversión hacia el acto de vomitar, y que incluso cambian sus hábitos alimenticios y sociales en consecuencia (por ejemplo, evitar ir a comer a restaurantes por temor a que la comida que le sirvan allí le siente mal al estómago). Si bien sólo en casos extremos se considera fobia, se calcula que el 6% de la población siente temor de vomitar.


Carcinofobia: Se trata del miedo a contraer cáncer. Es uno de los temores más comunes desde el momento en que la mayoría de los adultos siente aprensión ante la posibilidad de manifestar esta enfermedad. Sin embargo, en el caso de los fóbicos, se trata de un miedo muy antinatural, ya que demostrarán temerle a cualquier síntoma físico negativo, asociándolos todos a síntomas de la enfermedad.



Necrofobia: El miedo a la muerte es algo natural e instintivo en el hombre, posiblemente porque la muerte es lo desconocido. Además, se asocia la muerte con los padecimientos que la preceden, dolor, sufrimiento, etc. Sin embargo, algunas personas padecen de una verdadera fobia a la muerte y a los seres muertos. Quienes padecen de esta condición no pueden explicar con claridad el sentimiento escalofriante que experimentan al estar frente a una momia o a un cadáver.




Belonefobia es el miedo extremo, incontrolable e irracional hacia las agujas y otros objetos que puedan causar heridas con sangre como alfileres, cuchillos, navajas, sierras, jeringas, ramas, etc.



miércoles, 22 de junio de 2016



Las fobias infantiles


Las fobias se caracterizan por ser miedos irracionales, extremos e incontrolables que se desencadenan ante un estímulo determinado. Una persona que sufre de una fobia, ante el contacto real o incluso la anticipación de encontrarse con aquello que le produce el temor, experimenta síntomas físicos tales como palpitaciones, temblores, náuseas, etc. Los niños más pequeños viven al objeto o a la circunstancia temidos como auténticas amenazas y peligros. Aún así, si bien los adultos y los adolescentes logran darse cuenta de que su temor es infundado, no por ello logran controlarlo.


¿Fobia o temor normal?


Todos los niños experimentan algunos miedos muy comunes a lo largo de las diferentes etapas de su infancia. Así, es normal que los bebés teman a los ruidos muy fuertes, que los niños de tres años no quieran dormir con la luz apagada, que los niños de cuatro años tengan miedo a los monstruos y a partir de los ocho años teman a la muerte. La edad del niño indica si es un miedo normal, y estos temores tienden a desaparecer conforme el niño madura. Es bueno respetarles estos miedos a los chicos, calmarlos, hablar con ellos y darles una dimensión real.


Hay que tener en cuenta que la mayoría de las fobias tiene su origen en la infancia, entre los seis y los doce años. Sin embargo, muchas veces los niños que las padecen terminan sobreponiéndose a sus temores, así que no siempre la aparición de algún síntoma parecido al de una fobia es sinónimo de que el niño la vaya a padecer aún de adulto.


Por ello, las fobias infantiles son algo para preocuparse únicamente cuando interfieren en la vida cotidiana de los chicos. Los niños que padecen fobias tienden a evitar todo aquello que podría desencadenar sus temores: por ejemplo, un niño de ocho años que no puede dormir con la luz apagada por su terror a la oscuridad, o una pequeña que se niega a ir a jugar al parque por temor a encontrarse un insecto.



¿Cuáles son las fobias más comunes en los niños?


Existen algunas fobias que son particularmente comunes entre los niños. Por ejemplo:

 La fobia específica: que es el miedo a determinado objeto o situación fácil de identificar. Por ejemplo, el miedo a las serpientes, a los insectos o a los payasos.


La agorafobia: el miedo a encontrarse en una situación donde sea difícil salir o recibir ayuda: es el caso del niño que se angustia en demasía al perder de vista a su madre en una tienda.


La fobia social: Se caracteriza porque la persona se angustia en situaciones donde se siente expuesta: hablando frente a la clase, por ejemplo, o caminando delante de otros niños para poder pasar al baño. 



¿Cómo ayudar a un niño que padece de una fobia?


Afortunadamente, existen tratamientos terapéuticos que ayudan a los pequeños a liberarse de sus fobias. En los chicos lo que más suele funcionar (siempre en manos de un profesional) es la exposición al estímulo temido, junto con la elaboración del mismo y las técnicas de continencia.

La exposición puede ser tanto a un estímulo real como a uno imaginario, pero con niños pequeños (de cinco a once años) funciona mejor si de un estímulo real se trata. Lo importante es que lentamente el niño se vaya desensibilizando y aprenda a superar sus temores. El rol de sus padres como acompañantes es fundamental para ayudarlo.


-Otra forma de tratamiento incluye el uso de medicamentos –de cualquier manera, la decisión final siempre debe contemplar el caso de cada paciente en particular, y dependerá tanto del profesional como de los padres del niño-.